José Barros, apasionado por la música, la escribió inspirado en una experiencia de su niñez, cuando tenía ocho años, y se subía a coger plátanos y yucas a una embarcación que cruzaba el río César "al norte de Colombia", para luego llevar lo recolectado a su casa. Un par de años después, conoció a quien iba a bordo de esa nave de 10 metros de largo y 3 de largo: el propio Guillermo Cubillos.
José Barros escribió La piragua hacia 1967, cuando ya tenía fama como autor y una disquera del país le solicitó una cumbia. Él, confiado en el potencial de la historia de Guillermo Cubillos, les entregó la melodía. Pero recibió de vuelta un portazo. Simplemente a los señores ejecutivos no les gustó.
El salto definitivo vino cuando la adaptó el conjunto Gabriel Romero y Los Black Stars, quienes la grabaron hacia 1969. El arrastre por todo Colombia fue inmediato y explosivo. Sonaba por todos lados y era el soundtrack oficial de bailes y fiestas incendiarias.
Así lo explica el libro Somos cumbia, en circunstancias que resultaron pura casualidad y casi tragedia: “Quiso el destino que el siguiente lugar donde La piragua cobrara inmediata popularidad fuera la isla de Cuba, incluso antes de la aparición de A toda máquina (1969), el disco de Los Black Stars que contenía el tema”.
“Y todo por un motivo que raya en el surrealismo más bananero: en plena gira promocional del tema, el avión que llevaba la orquesta de regreso a Medellín desde Barranquilla fue secuestrado y derivado hacia Santiago de Cuba”.
Como estaban en Cuba sin poder escapar por varios días, Los Black Stars terminaron tocando en una fiesta en el hotel Versalles de la ciudad ante un público integrado mayoritariamente por militares, quienes no podían creer el ritmo pegadizo y la letra sabrosa de la composición. La pidieron una y otra vez.
Ante la euforia, el conjunto aprovechó de repartir los singles promocionales -los tenían dentro de su equipaje- entre los programadores cubanos de radio. Había que encontrarle un costado positivo a un secuestro.
El libro Somos cumbia sigue: “Recordaba el escritor cubano Emir García Meralla cómo, a partir de los carnavales habaneros de 1973, ‘el nombre de Guillermo Cubillos se repetirá hasta lo imposible, lo mismo en la radio que entre todas las agrupaciones que pudieran incorporarlo a su repertorio después de aquellas fiestas’”.
La piragua había inyectado al corazón de Cuba. Ahora quedaba el resto de la región. Y fue cuestión de tiempo: según algunos historiadores, hay cerca de 50 versiones del tema en Colombia, ocho en España, seis en México, seis de Cuba, cinco de Venezuela, tres de Puerto Rico, así como también en Chile, Estados Unidos, República Dominicana, Perú, Francia, Argentina, Paraguay, Italia, Croacia, Bolivia y Bélgica.
En Chile, se hizo popular en la interpretación del venezolano Luisín Landáez, radicado en el país, pero también en una versión de Giolito y su Combo y, de forma más reciente, de los exitosos Chico Trujillo.