A todos nos gustan las buenas historias. Desde los primeros pasos como especie sapiens, nuestros ancestros se reunían alrededor de una hoguera a escuchar cómo el chamán narraba la creación del mundo cuando el vómito del dios Mbombo dio origen al Universo y a los seres humanos, o el Génesis de Wakonda, de cuya mente emanaron todas las cosas en forma de espíritus, hasta que decició hacer aflorar la tierra seca en el océano infinito que era nuestro planeta y encarnar las esencias en la sólida materia.
La neurociencia demuestra hoy por qué nos gustan los relatos. Los cuentos ejercen un efecto poderoso en nuestro cerebro, desencadenando una serie de respuestas bioquímicas y emociones que nos ayudan a prestar atención, a conectar, a sentirnos conmovidos y a recordar la historia.
Los principales neuroquímicos que entran en acción en nuestro cerebro cuando escuchamos una buena historia son:
El cortisol, que se libera cuando algo, como la angustia o el conflicto, capta nuestra atención, manteniéndonos involucrados en la narrativa.
La oxitocina, aconocida como la “droga milagrosa” de la narrativa, se activa conforme el público se identifica con los protagonistas, evocando una empatía y una catarsis con la narración, capaz de crear vínculos emocionales y compromisos susceptibles de activar a las personas hacia la acción deseada.
La dopamina sus niveles aumentan cuando el cerebro detecta algo novedoso o inesperado. Su liberación en el cerebro también está asociada con actividades que son placenteras, como la sensación de placer y felicidad después de haber comido. Los niveles elevados de dopamina facilitan el enfoque de la atención, la motivación y las conductas dirigidas a objetivos.
En este sentido, múltiples son los estudios que confirman el poder de las historias amenas y seductoras para conseguir una mejor comprensión y recuerdo de los puntos clave que nos interesan.
También son activadas por una narrativa estimulante las conocidas como neuronas espejo, que encienden partes específicas de nuestro cerebro capaces de «reflejar» lo que está sucediendo en transcurso de la historia. De esta forma, si en la historia se describe un olor determinado, nuestro sistema olfativo reacciona, el movimiento en la historia activa nuestra corteza motora e incluso las emociones transmitidas por la narración evocan esos mismos sentimientos, lo que permite al oyente o lector experimentar, con un elevado grado de realismo, lo que está sucediendo en la historia.
Por estas razones, la narración de historias puede ser un camino eficaz para establecer conexiones y promover el compromiso, elementos clave en el marketing en general y en el marketing digital en particular.