El astromóvil marciano Rover Perseverence, que ya cumplió tres años caminando pacientemente y con perseverancia el suelo de Marte, acaba de enviar a la NASA unas imágenes que los científicos tratan de analizar con la mayor frialdad posible para no saltar de la alegría.
Si tienen que dar crédito a las fotografías tomadas por la cámara Mastcam-Z del robot de dos metros de longitud, entre el 28 de febrero y el 9 de marzo, tienen ante sus ojos el cauce de un viejo río seco que alguna vez recorrió la superficie de Marte.
La imagen evidencia unas bandas de rocas que –estiman- pueden haber sido formadas por un río correntoso y profundo. Y el hallazgo es de una importancia capital ya que es la evidencia más obvia y directa del caudal de agua que alguna vez tuvo el planeta rojo.
El rover Perseverance Mars de la NASA capturó esta escena en un lugar que ellos mismos bautizaron Skrinkle Haven.
El rover Perseverance en Marte
Las nuevas imágenes les hacen pensar que el río formaba parte de una red de vías fluviales que desembocaban en el cráter Jezero, el área que el rover ha estado explorando desde que aterrizó hace más de dos años.
Estos espacios que muestran signos acuosos podrían ayudar a los científicos a encontrar signos de vida microbiana antigua que, aunque aparentemente extinta, podrían conservarse en la roca marciana.
Lo que NASA se pregunta en este momento es si esas marcas de agua que son como la huella que se deja al pasar un poderoso rastrillo sobre una playa de arena están vinculadas al cráter Gale, que ya conocieron, o a un sistema fluvial mucho más poderoso y aún desconocido.
El Mastercam-Z envió cientos de trocitos de imágenes a la Tierra que, luego, se unen como si fuera un mosaico romano y el resultado arroja a veces resultados sorprendentes como éste: en el cauce “se ven” guijarros y sedimentos gruesos.
El cauce de un río correntoso
Y lo que queda flotando en el aire, por ahora sin respuestas es: “era este un río como el Mississippi, que serpentea a través del paisaje, o era un río trenzado como el Platte de Nebraska, que forma pequeñas islas de sedimento llamadas bancos de arena?
Para los investigadores, esas huellas sólo pudieron ser la estela que dejó un río de alta energía que transportaba muchos escombros. Cuanto más poderoso es el flujo de agua, más fácilmente puede mover piezas más grandes de material”, explicó Libby Ives, investigadora postdoctoral en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en el sur de California, que opera el rover Perseverance.
Para ella, esas rayas curvas podrían ser los restos de las orillas de un río, o los restos de bancos de arena que se formaron en el río. Las capas probablemente eran mucho más altas en el pasado. Los científicos creen que, luego de que estos sedimentos se convirtieran en roca, el viento los erosionó y talló hasta dejarles su fisonomía y tamaño actual.
“El viento ha actuado como un bisturí que ha cortado la parte superior de estos depósitos”, graficó Michael Lamb de Caltech, especialista en ríos y colaborador del equipo científico de Perseverance. “Vemos depósitos como este en la Tierra, pero nunca están tan bien expuestos como aquí en Marte. La tierra está cubierta de vegetación que oculta estas capas”, agregó Lamb.
El primer objetivo de la misión de Perseverance en Marte es la astrobiología: buscar signos de vida microbiana antigua. Todo lo que el robot obtenga ahora hará más sencilla la exploración humana del planeta para recolectar, guardar, analizar en profundidad y clasificar rocas y regolito marcianos (polvo de roca).
Si sucede en agenda, en 2030, NASA (Estados Unidos) asociada en la misión Artemis con la Agencia Espacial Europea (ESA), la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA) y la Agencia Espacial Canadiense (CSA) serán los primeras potencias en la exploración espacial que logren llegar a la órbita (Artemis 2) y luego pisar el lejano suelo de Marte, a 59 millones de kilómetros, en el punto más próximo de su órbita.