Una de las películas más emblemáticas de ciencia-ficción de la historia del cine. “Terminator” (1984) se alzó rápidamente a cinta de culto que consiguió en los 80 renovar el género fantástico combinando de manera inteligente el cine de acción, aventuras, suspense y ciencia-ficción. Y de paso convirtió en una estrella a Arnold Schwarzenegger. Cuando parecía que el listón era difícil de superar, James Cameron sorprendió a todos con una de las películas más espectaculares, emocionantes y trepidantes jamás estrenadas hasta la fecha y dejando boquiabierto a todos los aficionados del cine en general: “Terminator 2: el juicio final” (1991).
Si bien el esquema de la película es similar al de la original, el universo creado por Cameron se expandía con personajes como John Connor. Aportaba una nueva visión del cyborg y convertía al malo en bueno; haciendo del T800 un personaje positivo, aumentando las dosis de acción y aventuras y dando un salto cualitativo en el apartado técnico que destaca por sus efectos CGI.
¿Qué son los efectos CGI? Nada más y nada menos que los efectos generados por ordenador o computadora. Hoy en día forman parte de nuestra cultura audiovisual de una manera tan cotidiana que en ocasiones pasan desapercibidos para nuestros ojos. Cine, televisión, publicidad, videojuegos, fotografía, no hay formato o disciplina artística que escape al uso o mal uso de los efectos digitales, infografía o 3D. De la misma manera que hoy en día son muy pocos los directores de cine que se niegan a utilizar el CGI cuando se les presenta la ocasión, bien sea por cuestión de presupuesto o para conseguir imágenes que de otra manera sería imposible.
Los orígenes de los CGI se remontan a la década de los 40 y los 50 y al nombre de John Whitney que creó un dispositivo capaz de controlar el haz de luz e iluminar objetos en fotografías en movimiento. Como muchos de los inventos relacionados con el cine sus primeros usos fueron estrictamente con fines científicos y de investigación. Curiosamente, los dos primeros directores en aprovecharse de los descubrimientos de Whitney fueron Alfred Hitchcock para la secuencia inicial de créditos en “Vértigo. De entre los muertos” (1958) y Stanley Kubrick para la secuencia final de “2001: una odisea en espacio” (1968). Sin duda, dos visionarios dentro de la industria del cine.
En la década de los setenta encontramos la primera película en utilizar el procesamiento de imágenes digitales con “Westworld” (1973) y tres años más tarde, su secuela “Futureworld” (1976) sería la primera en usar imágenes en 3D. Pero es en los ochenta cuando el estreno de “Tron” (1982) marca una nueva era para los efectos especiales dentro de la industria del cine. “Tron” es la primera película que hace uso extensivo de CGI mostrando un mundo totalmente virtual diseñado exclusivamente para el filme. Posteriormente aparecería el “morphing”, técnica donde una secuencia de imágenes se transforma gradualmente en otra mediante pequeñas variaciones y que se vería por primera vez en la película “Willow” (1988). Y un año más tarde, sería el propio James Cameron en “Abyss” (1989) en incluir CGI de manera realista en una secuencia, integrándolos como un personaje más junto a los actores.
Si bien “Terminator 2” no inventó los CGI si hay un antes y un después debido al impacto que causó su uso en la película. Los efectos más impactantes están relacionados con las apariciones en pantalla del T1000, el villano del filme interpretado por Robert Patrick. Se trata, en la ficción, de un prototipo de metal líquido capaz de transformarse en cualquier persona, lo que da la oportunidad de disfrutar de varios momentos de gran belleza plástica y espectacularidad, que siguen funcionando a pesar del cuarto de siglo transcurrido. Se podría decir que “Terminator 2” fue la primera gran película comercial que basó su éxito en el uso de los efectos especiales, convirtiendo los CGI en un género en sí mismo.
Después llegarían “Parque Jurásico” (1993), “Toy Story” (1995), “Matrix” (1999), “El señor de los anillos” (2001), “Avatar” (2009) y técnicas como la captura de movimiento, el “match moving” o la cinematografía virtual… y lo que falta por llegar.