El análisis, desarrollado por la Fundación Champalimaud (Portugal) y el University College London (R.Unido), arroja luz sobre un efecto desconocido hasta ahora de ese neurotransmisor.
La serotonina (5-HT) es una de las fundamentales sustancias químicas que utilizan las neuronas para interrelacionarse entre sí, aunque su dominio sobre la conducta y el aprendizaje continúan planteando incógnitas.
“De manera artificial con luz, los ratones en el laboratorio adaptaron más rápidamente su comportamiento a una nueva situación que requería esa flexibilidad”, detalla en un comunicado Zach Mainen, uno de los autores, al activar neuronas de serotonina.
“Es decir que dio más importancia a la nueva información y, en consecuencia, cambiaron de opinión con más velocidad cuando se activaron esas neuronas”, resalta.
Desde un principio, recuerda, que la serotonina aporta al incremento de la plasticidad cerebral y ese estudio sustenta esa hipótesis, al tiempo que dilucida que esa sustancia es algo más que un simple potenciador de los estados anímicos.
En ese tenor, los analistas pueden aclarar ahora por qué los antidepresivos denominados como «inhibidor selectivo de la recaptación de la serotonina» son más eficaces al combinarse con terapias conductivas, diseñadas para robustecer el aprendizaje mediante estrategias de comportamiento, cuyo propósito es frenar los síntomas depresivos.
Notaron que la cantidad de tiempo que esperaban los roedores entre las pruebas (intentos para encontrar agua) era variable, pues lo intentaban inmediatamente, golpeando el dispensador, o lo retardaban un poco más.
En torno al rol de los SSRI en los tratamientos de desórdenes psiquiátricos, los autores sugieren que la serotonina incrementa la plasticidad del cerebro al interactuar en el proceso de la enseñanza.