Hace medio siglo una gran bola de fuego atravesó el cielo de Australia, dispersándose en tres grandes fragmentos. Ahora los investigadores han descubierto polvo de estrellas atrapado en el interior del meteorito, el material sólido más antiguo encontrado en la Tierra y anterior al Sistema Solar.
El hallazgo vuelve a ponernos en perspectiva lo minúsculas que son nuestras vidas si las comparamos con una estrella. Cuando las estrellas mueren, sus partículas flotan en el espacio para formar nuevas estrellas, planetas, lunas o meteoritos. El polvo de estrellas, llamado minerales de granos presolares (antes del Sistema Solar), solo se encuentra en aproximadamente el 5 por ciento de los meteoritos en la Tierra, de ahí que el nuevo descubrimiento sea tan importante.
La nueva investigación detalla cómo los diminutos granos microscópicos de polvo se forjaron en una estrella distante en algún lugar entre 5 y 7 mil millones de años. Para ponernos en perspectiva, nuestro Sol tiene solo 4.600 millones de años. Unos granos que fueron transportados a la Tierra en un meteorito, el denominado meteorito Murchison. Tal y como ha explicado el autor principal Philipp Heck, curador del Field Museum y profesor asociado de la Universidad de Chicago:
Este es uno de los estudios más importantes en los que he trabajado. Estos son los materiales sólidos más antiguos jamás encontrados, y nos cuentan cómo se formaron las estrellas en nuestra galaxia.
El meteorito Murchison es un enorme pedazo de roca espacial de más de 100 kilogramos que explotó en el cielo sobre Murchison, Australia, en septiembre de 1969, dispersando sus fragmentos por todo la zona. La mayoría de estas piezas se enviaron a museos de todo el mundo, y el Field Museum recibió la mayor parte.
Para aislar los granos presolares, las piezas del meteorito se trituraron en polvo y se separaron. Luego el material se disolvió con ácido hasta que solo los granos interestelares quedaron para que el equipo los analizara. Para averiguar la edad se utilizaron datos de edad de exposición, ya que no es posible fechar el polvo interestelar directamente. Según Heck:
Contamos los átomos producidos en los granos que se formaron por las interacciones con los rayos cósmicos. En particular, contamos los átomos de helio y neón que se formaron por estas interacciones. Creemos que sabemos cuántos se producen por unidad de tiempo y, por tanto, podemos calcular una edad simplemente contando cuántos átomos de cada especie están presentes. Es parecido a sacar un balde en una tormenta de lluvia. Suponiendo que la lluvia sea constante, la cantidad de agua que se acumula en el balde te dice cuánto tiempo estuvo expuesto.
El resultado mostró que la mayoría de los granos tenían entre 4.600 y 4.900 millones de años, aunque algunos eran incluso más viejos. Esto hace que los granos interestelares sean aún más antiguos que el planeta en el que aterrizaron: la Tierra. Para Heck:
Nuestra hipótesis es que la mayoría de esos granos, que tienen entre 4,9 y 4,6 mil millones de años, se formaron en un episodio de formación estelar mejorada. Hubo un tiempo antes del inicio del Sistema Solar cuando se formaron más estrellas de lo normal.
¿Cuánto? Los investigadores estiman que este período de formación estelar habría sido hace unos 7 mil millones de años. A medida que las estrellas alcanzaron etapas avanzadas de su evolución, los granos se habrían condensado en flujos de salida y se habrían dispersado por el espacio para luego ser absorbidos e incorporados en lo que se convertiría en el meteorito de Murchison.
“Gracias a estos granos ahora tenemos evidencia directa de un período de formación estelar en nuestra galaxia hace 7 mil millones de años con muestras de meteoritos. Es uno de los hallazgos clave del estudio, ya que podemos aprender sobre nuestras estrellas madre, el origen del carbono en nuestros cuerpos o el origen del oxígeno que respiramos. Con el polvo de estrellas, podemos rastrear ese material hasta el tiempo antes del sol”, zanjó el investigador principal. [Motherboard, PNAS, ScienceAlert]