El agua es un bien de primera necesidad al que una gran parte de la población mundial no tiene acceso en condiciones de salubridad. Revertir esta situación es compromiso de todos, pero ¿cómo podemos hacerlo?, ¿qué nuevas rutinas supondrían un gran ahorro en el consumo de agua y contribuirían a cuidar la salud del planeta?
Más de un 70% de la Tierra es agua. Esto supone que, de los aproximadamente 500 millones de kilómetros cuadrados que tiene nuestro planeta, alrededor de 350 millones son acuáticos. La mayor parte de esta reserva proviene de océanos y mares, seguido por glaciares y casquetes polares, aguas subterráneas, lagos y ríos.
A pesar de la abundancia de este recurso natural, la proporción de agua potable solo supone el 0,025% del total. En consecuencia, se trata de un bien escaso al que, en la actualidad, en torno a 2.200 millones de personas no tienen acceso.
Contribuir a cambiar esta realidad está en manos de todos. De hecho, el avance empieza por implantar pequeños cambios en nuestra rutina doméstica con gestos como los que recomendamos a continuación.
Consejos para ahorrar agua en nuestro día a día
Un sistema de saneamiento y suministro de agua responsable y adaptado a mitigar los efectos del cambio climático empieza por la responsabilidad individual. Adoptar sencillas medidas sostenibles en nuestro día a día tiene un impacto sanador en uno de los mayores problemas al que se enfrenta el mundo: la emergencia climática. Estas son algunas de ellas: