El expresidente boliviano Evo Morales lanzó el pasado lunes un ultimátum al actual jefe de Estado, Luis Arce, exigiendo que realice cambios inmediatos en su gabinete. Durante el cierre de una marcha que duró siete días y recorrió 189 kilómetros hasta llegar a La Paz, Morales denunció que varios ministros son corruptos y vinculados al narcotráfico. "Si Lucho quiere seguir gobernando, primero, en 24 horas, que cambie a ministros narcos, a ministros corruptos, a ministros drogos y racistas", afirmó el exmandatario frente a una multitud de seguidores.
La movilización, que Morales lidera desde hace una semana, se originó como una protesta contra la gestión del gobierno en temas económicos y sociales. El exaliado de Arce en el partido Movimiento al Socialismo (MAS) también acusó al presidente de traicionar los principios del partido, al señalar: "Defender a los humildes es un delito para un gobierno corrupto".
Entre las demandas de Morales también figura la urgente resolución de la escasez de combustible en el país. "Tienen 24 horas para resolver el tema del combustible. Si no lo hacen, las movilizaciones continuarán", advirtió.
En respuesta, el presidente Arce, en un mensaje televisado, rechazó las amenazas y afirmó que no permitirá que el país se divida por un conflicto de poder. "No le daré el gusto de una guerra civil", sentenció Arce, quien además acusó a Morales de buscar desestabilizar al gobierno con fines político-electorales.
Hasta el momento, los enfrentamientos entre manifestantes de ambos bandos han dejado 34 heridos en una semana de movilizaciones. Con las elecciones presidenciales programadas para 2025, la relación entre Morales y Arce, antiguos compañeros de lucha, parece haber llegado a un punto crítico que podría tener consecuencias en la estabilidad política de Bolivia.