Esta idea se basa en la noción de que nuestras almas tienen un propósito y un plan de vida, y que elegimos a nuestros padres en función de las lecciones y experiencias que necesitamos aprender en esta vida.

Los bebés recién nacidos, son capaces de saber quiénes son sus padres por su olor y su sonido. Reconocen sus voces por haberlas escuchado dentro del útero materno.

Lejos de ser un motor para alcanzar el éxito, las expectativas tienden a ser una fuente de estrés y ansiedad, en especial cuando viene de parte de los seres queridos. 

Lo mejor que puedes ofrecerles a tus hijos es amor incondicional, una conexión directa. Y esto se demuestra abrazándoles, con un beso o una caricia, etc.