Los hay de muchos sabores, suelen triunfar los días de calor y pueden alegrarnos un mal día. Efectivamente, hablamos de los helados. Pocas personas se negarían a uno, ya sea de pistacho o de chocolate, pero, ¿por qué nos gustan tanto? El origen de los helados se desconoce, aunque parece que la primera huella data de hace más de 3.000 años en Oriente, y que de ahí pasó a la India y, por último, a Grecia e Italia, desde donde se difundió al resto de Europa. Años más tarde, llegó hasta Estados Unidos y, desde entonces, este país se convirtió en el número uno tanto en producción como en consumo. Los expertos afirman que este producto funciona como exorfinas en el sistema nervioso, estas son similares a las endorfinas, pero las obtenemos a través de algunos alimentos. Estas generan una sensación de bienestar en el cerebro y, además, contribuyen a modular el estrés y la ansiedad. Asimismo, un estudio del Instituto de Psiquiatría de Londres ha confirmado que cuando comemos helado se activan las zonas del cerebro asociadas al placer. Por ello, al sentirnos tan bien al comerlo, nuestro cerebro quiere más y se crea una adicción, que controlada puede ser muy agradable. Otros estudios se remontan a muchos años atrás, cuando el ser humano era nómada y comía lo que cazaba o recolectaba. En esa etapa de la historia, los humanos asociaban los alimentos más dulces a gran ingesta calórica y fuente de energía, lo que significaba mayor probabilidad de supervivencia. Así, cuando ahora consumimos productos dulces, se activan las vías del cerebro relacionadas con la recompensa y el refuerzo. Lo que explicaría por qué las personas con a nsiedad sienten cierto confort al comer helado. Además, los helados industriales suelen llevar bastante grasa y azúcar y cuando estos dos se mezclan en el equilibrio químico perfecto nuestro cerebro lo traduce en felicidad.
El olfato está íntimamente ligado a la memoria y a las emociones. Por este motivo, los negocios se están interesando cada vez más en utilizar el sentido del olfato a su favor, con el objetivo de incrementar las ventas y mejorar la experiencia de sus clientes. Qué es la memoria olfativa La memoria olfativa consiste en asociar un aroma a una sensación, emoción o vivencia. Esta sensación puede ser agradable o desagradable. Por ejemplo, podemos asociar el olor del protector solar a los días de vacaciones, felices y sin preocupaciones. Al oler ese aroma, se despiertan emociones de alegría y parece que uno se traslada a ese instante de nuevo. El caso opuesto también es muy común. Por ejemplo, si tuvimos una mala experiencia con una persona que solía usar siempre el mismo perfume, cuando volvemos a oler esa fragancia es muy habitual volver a sentir cierto malestar. Cómo funciona la memoria olfativa Es indudable el poder que tienen los aroma s para conectar con nuestros recuerdos y revivir sensaciones, pero, ¿cuál es la explicación? Cómo el olfato conecta con diversas estructuras cerebrales y sus funciones básicas. Los aromas se desplazan desde la nariz hasta el bulbo olfatorio. De allí, la información va directa hacia la amígdala, encargada de procesar las emociones, y al hipocampo, la estructura más implicada en el aprendizaje y la memoria. Pues bien, la información que transmite el aroma no se guarda de forma aislada, sino que se complementa con la vivencia y las emociones que se están sintiendo en ese momento. De esta manera, el aroma queda asociado a unas sensaciones en concreto. La conexión es mayor cuanto más fuerte es la emoción o cuantas más veces se repite la asociación entre ambas. Así, el cerebro es capaz de anticipar estados y actuar en consecuencia. Por ejemplo, si siente un aroma que está asociado al bienestar, le envía señales al cuerpo relacionadas con esta sensación, haciendo que los músculos se relajen y que la respiración se calme, porque percibe que todo está bien. Si el aroma estuviera relacionado con una emoción desagradable, el cuerpo se activaría para huir o atacar en caso de que fuera necesario. Así es como los aromas son capaces de provocar reacciones en nuestro comportamiento. Reacciones que, aunque queramos, no podemos controlar: se trata de un mecanismo automático que nos ha servido a lo largo de millones de años para sobrevivir y socializarnos. Relación entre memoria olfativa, marketing y ventas Tras ver que el gran poder que tiene el olfato para desencadenar emociones, ¿por qué no aprovechar esta valiosa información a través del marketing olfativo? Las ventajas de asociar tu marca con un aroma agradable y único son múltiples. Te contamos las principales a continuación: Un aroma atractivo favorece que los clientes entren al establecimiento y permanezcan allí más tiempo. Eso da como resultado más ventas. Si la experiencia en la tienda ha sido agradable, asociarán el aroma del establecimiento a sensaciones positivas. Así, es posible mejorar la percepción de la marca y reactivar esas emociones cuando vuelvan. Un aroma adecuado es capaz de estimular la decisión de compra, porque puede despertar deseos e intensificarlos. Con el marketing olfativo se actúa especialmente en las emociones que desencadenan procesos de compra. Tener un aroma único, que se asocie de forma exclusiva al establecimiento, mejora la fidelización de los clientes. Éstos reconocerán el aroma y lo identificarán rápidamente con la marca. Permanecer en su recuerdo es clave para que vuelvan a comprar. Pero no sirve cualquier aroma. Debe tratarse de una fragancia única, que se relacione de forma exclusiva con la marca. Y por supuesto, para que sea efectiva, tiene que ser coherente con su personalidad y la de sus clientes, generando las emociones que interese despertar. Existen aromas con carácter alegre, otros que evocan mayor serenidad, otros más elegantes y sofisticados… Cada marca es única, así como el aroma que la representa. Los profesionales del marketing olfativo son especialistas capaces de desarrollar una fragancia que comunique exactamente lo que la marca desea. El olfato y su relación con la memoria Los olores pueden servirnos de referencia para saber en qué lugar nos encontramos, por ejemplo, si estamos cerca de la playa. También nos indican qué comida se está haciendo cerca, si un lugar se ha limpiado recientemente o si alguien querido ha venido a visitarnos, incluso antes de verlo o escuchar su voz. Esto se debe a que los olores están estrechamente vinculados a la memoria. Cuando un niño nace comienza a recibir estímulos del exterior por medio del oído y del olfato, principalmente. Por eso, el olor de su madre le resulta tranquilizador. Al pasar el tiempo, el resto de los sentidos también se irán desarrollando. Sin embargo, según diversos estudios, un adulto tal solo recordará un 1% de lo que toca, un 2% de lo que oye, un 5% de lo que ve y un 35% de lo que huele. Además, el olor permanece almacenado en la memoria hasta siete veces más tiempo que otro recuerdo. ¿Por qué se recuerdan especialmente las cosas que olemos? El conjunto de órganos implicados en la recepción e interpretación de los olores forma parte del sistema límbico. Este también es el encargado de crear respuestas a los estímulos, convirtiéndolos en emociones. Estas sensaciones se quedan mejor grabadas que los simples datos, ya que las emociones tienen mejor aceptación y son más fáciles de memorizar para nuestro cerebro, por todo lo que implican. Algunos de los órganos que intervienen en este proceso son la amígdala cerebral, que procesa las emociones y el hipocampo, que crea recuerdos y los archiva a corto o largo plazo. Los dos están unidos al bulbo olfativo, lugar al que llegan los olores que provienen del exterior. Esta es la razón por la que uno no se olvida del olor que tiene nuestro bebé nada más nacer o la marca de la colonia con la que nos atiborraba nuestra madre para ir todas las mañanas al colegio. Ese olor nos persigue por el resto de nuestras vidas y cuando lo percibimos, nos vienen un montón de recuerdos, como la habitación en la que nos peinaba y cómo abrochaba los botones de nuestra camisa justo antes de salir de casa, mientras murmuraba que nos portásemos bien, por ejemplo.
Un nuevo estudio liderado por UCLA Health ha revelado los complejos mecanismos biológicos subyacentes al autismo, mostrando por primera vez una conexión directa entre el riesgo genético del trastorno y la en diferentes capas del cerebro. Esta iniciativa, presidida por el neurogenetista de UCLA Dr. Daniel Geschwind, busca crear mapas de regulación genética en diversas regiones del cerebro y en diferentes etapas del desarrollo cerebral. El estudio de Geschwind sobre el autismo, uno de los nueve publicados en la edición del 24 de mayo de Science, se basa en décadas de investigación sobre los genes que aumentan la susceptibilidad al trastorno del espectro autista. Sin embargo, hasta ahora, no se comprendía bien qué impulsa los cambios moleculares y cómo se relacionan con la susceptibilidad genética a nivel celular y de circuitos. El perfil genético del autismo ha estado limitado en gran medida al uso de tejido cerebral post-mortem, que no puede proporcionar información detallada sobre las diferencias en las capas del cerebro y las vías específicas de tipos celulares asociadas con el trastorno. Para abordar esto, Geschwind utilizó técnicas avanzadas de ensayos de células individuales, permitiendo identificar la información genética en los núcleos de células individuales y navegar por la compleja red de diferentes tipos de células del cerebro. Se aislaron más de 800,000 núcleos de tejido cerebral post-mortem de 66 individuos de entre 2 y 60 años, incluidos 33 con autismo y 30 neurotípicos como controles. Entre los participantes con autismo se encontraban cinco con síndrome de duplicación 15q, una forma genética definida del trastorno. Cada muestra fue emparejada por edad, sexo y causa de muerte. Gracias a esta técnica, el equipo de Geschwind pudo identificar los principales tipos de células corticales afectadas por el autismo, incluidas las neuronas y las células gliales. Los cambios más profundos se encontraron en las neuronas que conectan los hemisferios y proporcionan conectividad de largo alcance, y en un grupo de interneuronas somatostatinas, cruciales para la maduración y refinamiento de los circuitos cerebrales. El estudio también identificó redes específicas de factores de transcripción que impulsan estos cambios observados. Estos impulsores estaban enriquecidos en genes de riesgo de autismo de alta confianza y afectaban grandes cambios en la expresión genética en subtipos celulares específicos. Este es el primer estudio que conecta directamente los cambios cerebrales observados en el autismo con sus causas genéticas subyacentes.
Los besos son una demostración de cariño y pasión tan central en nuestro mundo que nos cuesta un poco imaginar que haya gente no se bese. Sin embargo, el beso al menos en su expresión “ sexual romántica ”, definida como “un contacto labio a labio que puede ser prolongado o no” solo está presente en el 46% de las culturas del mundo. El caso es que los besos están asociados a momentos felices y generan placer y bienestar. Hay destacar que besarse también proporciona muchos beneficios adicionales, algunos de ellos sorprendentes. 1. Ayuda a encontrar la pareja adecuada Diversas investigaciones han hallado que, en nuestras sociedades, los besos cumplen una función importante al momento de valorar si otra persona cumple las condiciones para ser la pareja adecuada. Más aún, el primer beso puede ser fundamental para la continuidad (o no) del vínculo. Y no solo al principio: besarse favorece el apego y por lo tanto fortalece la relación entre los miembros de una pareja. De hecho, las parejas que se besan más están más satisfechas con la relación, según unas encuestas a más de 900 personas de entre 18 y 63 años en el Reino Unido. También existen indicios de que las feromonas podrían desempeñar un rol fundamental en los besos. Percibirlas podría causar en las mujeres efectos positivos sobre su estado de ánimo y sobre su respuesta sexual, y eventualmente también en la selección de pareja. 2. Mejora el estado de ánimo Los besos son una especie de “droga natural”, porque generan que el cuerpo segregue una serie de sustancias que proporcionan placer. Se liberan neurotransmisores como endorfinas y oxitocina, la llamada “ hormona del amor ”. Eso explica al menos en parte el mayor apego en la pareja de los cuales los besos son a la vez causa y efecto. Además, los besos activan el sistema de recompensas del cerebro e inducen la producción de dopamina. Según un estudio realizado con resonancia magnética, el efecto de la “hormona del placer” durante un beso apasionado puede ser tan intenso que resulte similar al que generan sustancias como la cocaína o la heroína. 3. Reduce el estrés De la mano de los efectos citados en el punto anterior, aparece otro que también resulta clave: la reducción del cortisol, la “ hormona del estrés ”. Todo esto explica que, además del placer físico, los besos produzcan ese bienestar emocional que se parece tanto a olvidarse de todos los problemas, al menos por unos minutos. 4. Incrementa el deseo sexual Los besos suelen ser el primer paso en las relaciones sexuales, por el placer, el bienestar y el apego que generan en la pareja a partir de los efectos químicos ya mencionados. Y otros que se producen a la par, como la producción de serotonina, testosterona y vasopresina. 5. Fortalece el sistema inmune Los efectos positivos señalados pueden resultar evidentes y casi lógicos. Pero los besos también redundan en beneficios para la salud a menudo desconocidos e inesperados. Por ejemplo, el hecho de que el sistema inmune se beneficia del intercambio de saliva que se produce durante un beso. 6. Favorece la salud bucodental Por otro lado, más allá de la composición del microbioma bucal, los besos también estimulan la producción de saliva. Y una mayor cantidad de saliva ayuda a combatir la placa bacteriana, que es la principal causa de caries y otros problemas para la salud de los dientes y el resto de la cavidad oral. 7. Contribuye con la salud del cutis Besar ocasiona que el flujo de sangre en la zona de la cara se incremente. Y esto induce una suba en la producción de colágeno y elastina. Como estas proteínas son dos de los principales nutrientes para la piel, pues son responsables de su firmeza y elasticidad, respectivamente, se puede afirmar que los besos también revitalizan el cutis e incluso retrasan la aparición de arrugas. 8. Hace trabajar los músculos de la cara y quema calorías Ese mayor flujo de sangre se debe a que, para los músculos de la cara, dar un beso representa actividad física. Durante un beso apasionado, trabajan entre 23 y 34 músculos faciales, que pueden adoptar hasta 112 posturas y consumir hasta 26 calorías por minuto. No es que uno vaya a bajar de peso gracias a ese ejercicio, pero es sabido que cualquier actividad física es mejor que no hacer nada. Estos datos surgen también del ya citado artículo del ‘The American Journal of Medicine’. 9. Disminuye el colesterol Uno de los efectos más curiosos de besarse más radica en su efecto sobre el colesterol sérico: lo reduce, a causa de los cambios producidos a nivel hormonal y en los lípidos transportados por la sangre. Esa fue una de las conclusiones de un estudio que también corroboró que la mayor frecuencia en los besos se corresponde con parejas menos estresadas y más satisfechas con la relación. 10. Aumenta la calidad de vida Otros estudios señalan que los besos alivian los efectos de ciertas alergias. Y hasta existe un trabajo que data de la década de 1980, en Alemania, que afirmaba que los hombres y las mujeres que besaban a sus parejas por la mañana al partir rumbo a su trabajo vivían una media de cinco años más que aquellos que no daban ese beso matinal. Y no solo eso: según ese texto, las personas del primer grupo también sufrían menos enfermedades y accidentes automovilísticos e incluso ganaban entre un 20% y un 35% más dinero que los del segundo grupo. En definitiva, los efectos de besar son tantos y tan positivos que no hay razón para no hacerlo siempre que sea posible.
La grafología es una técnica que estudia las características psicológicas de las personas a través de su escritura. Se sugiere, para este estudio, prestar cuidadosa atención en las letras “I”, “O” y “T”. Algunos consideran que el estudio de la grafología puede incluso determinar el estado de salud de una persona. Por ejemplo, una letra con presión variada puede indicar presión arterial alta, mientras que letras erráticamente inclinadas podrían ser un síntoma de esquizofrenia. Según diversos estudios, si tienes un tamaño de letra grande es probable que seas una persona sociable, valiente y muy segura de ti misma. Por otro lado, si tu letra es mediana, significa que te adaptas fácilmente a las circunstancias y eres abierto al cambio. Por ultimo, si escribes con una letra de tamaño pequeño, tiendes a ser tímido, meticuloso e introvertido. Si el espacio que incluyes entre las letras es amplio, significa que aprecias tu libertad y que no te gusta sentirte abrumado o rodeado por mucha gente. Si es angosto, no te agrada estar solo y prefieres vivir en compañía. Las curvas de las letras también son importantes para determinar tu personalidad: Curva estrecha de la “L”: Podrías estar restringiéndote, lo que podría derivar en sentimientos de tensión. Curva amplia de la “L”: Eres relajado y espontáneo, se te facilita expresar tus emociones. Curva estrecha de la “E”: Sueles ser escéptico, no sueles dejarte llevar por las emociones de los demás. Curva amplia de la “E”: Eres de mente abierta y disfrutas de vivir nuevas experiencias. Según la inclinación de las letras Sin inclinación: No dejas que tus emociones te dominen. Sueles ser lógico y práctico. Inclinación a la derecha: Estás abierto a vivir nuevas experiencias y disfrutas el hecho conocer gente nueva. Inclinación a la izquierda: Tiendes a ser cerrado y en ocasiones muy rebelde. Según la forma de las letras Letras redondas: Significa que eres una persona creativa, imaginativa y artística. Letras puntiagudas: Eres más agresivo, intenso, muy inteligente y curioso. Letras conectadas entre sí: Te guías por la lógica, eres sistemático y tomas decisiones con mucho cuidado. La letra “I” Los puntos sobre las íes dicen más de lo que piensas. Si pones el punto muy alto, significa que tiene una gran imaginación. Si incluyes rayas sobre la letra, tienes poca paciencia, eres demasiado duro contigo mismo y te cuesta aprender de los errores. Por otro lado, si realizas círculos abiertos sobre la letra es probable que seas una persona visionaria; y encima de la letra, significa que eres detallista, organizada y empática. La cruz de la “T” Muy arriba: Eres ambicioso, optimista y tienes autoestima alta. En el medio: Eres seguro y te sientes bien contigo mismo. Cruz larga: Eres determinado y entusiasta, pero tiendes a ser terco. Cruz corta: Tiendes a ser perezoso y a mostrar falta de determinación. Letra “O” Abierta: Eres comunicativo, sociable y no te cuesta expresar tus sentimientos; te cuesta mantener secretos. Cerrada: Eres celoso de tu privacidad, introvertido y compartes poco sobre tu vida personal. Todas estas características se refieren a la forma que le das a las diferentes letras, su inclinación o el espacio que hay entre ellas, pero existen otros factores significantes a la hora de estudiar los rasgos de la personalidad, y son por ejemplo la presión que ejerces al escribir. Si presionas mucho el lápiz, significa que eres una persona comprometida y que se toma las cosas muy en serio. Por el contrario, si escribes suavemente, quiere decir que eres una persona sensible.
Los hay de muchos sabores, suelen triunfar los días de calor y pueden alegrarnos un mal día. Efectivamente, hablamos de los helados. Pocas personas se negarían a uno, ya sea de pistacho o de chocolate, pero, ¿por qué nos gustan tanto? El origen de los helados se desconoce, aunque parece que la primera huella data de hace más de 3.000 años en Oriente, y que de ahí pasó a la India y, por último, a Grecia e Italia, desde donde se difundió al resto de Europa. Años más tarde, llegó hasta Estados Unidos y, desde entonces, este país se convirtió en el número uno tanto en producción como en consumo. Los expertos afirman que este producto funciona como exorfinas en el sistema nervioso, estas son similares a las endorfinas, pero las obtenemos a través de algunos alimentos. Estas generan una sensación de bienestar en el cerebro y, además, contribuyen a modular el estrés y la ansiedad. Asimismo, un estudio del Instituto de Psiquiatría de Londres ha confirmado que cuando comemos helado se activan las zonas del cerebro asociadas al placer. Por ello, al sentirnos tan bien al comerlo, nuestro cerebro quiere más y se crea una adicción, que controlada puede ser muy agradable. Otros estudios se remontan a muchos años atrás, cuando el ser humano era nómada y comía lo que cazaba o recolectaba. En esa etapa de la historia, los humanos asociaban los alimentos más dulces a gran ingesta calórica y fuente de energía, lo que significaba mayor probabilidad de supervivencia. Así, cuando ahora consumimos productos dulces, se activan las vías del cerebro relacionadas con la recompensa y el refuerzo. Lo que explicaría por qué las personas con a nsiedad sienten cierto confort al comer helado. Además, los helados industriales suelen llevar bastante grasa y azúcar y cuando estos dos se mezclan en el equilibrio químico perfecto nuestro cerebro lo traduce en felicidad.
El olfato está íntimamente ligado a la memoria y a las emociones. Por este motivo, los negocios se están interesando cada vez más en utilizar el sentido del olfato a su favor, con el objetivo de incrementar las ventas y mejorar la experiencia de sus clientes. Qué es la memoria olfativa La memoria olfativa consiste en asociar un aroma a una sensación, emoción o vivencia. Esta sensación puede ser agradable o desagradable. Por ejemplo, podemos asociar el olor del protector solar a los días de vacaciones, felices y sin preocupaciones. Al oler ese aroma, se despiertan emociones de alegría y parece que uno se traslada a ese instante de nuevo. El caso opuesto también es muy común. Por ejemplo, si tuvimos una mala experiencia con una persona que solía usar siempre el mismo perfume, cuando volvemos a oler esa fragancia es muy habitual volver a sentir cierto malestar. Cómo funciona la memoria olfativa Es indudable el poder que tienen los aroma s para conectar con nuestros recuerdos y revivir sensaciones, pero, ¿cuál es la explicación? Cómo el olfato conecta con diversas estructuras cerebrales y sus funciones básicas. Los aromas se desplazan desde la nariz hasta el bulbo olfatorio. De allí, la información va directa hacia la amígdala, encargada de procesar las emociones, y al hipocampo, la estructura más implicada en el aprendizaje y la memoria. Pues bien, la información que transmite el aroma no se guarda de forma aislada, sino que se complementa con la vivencia y las emociones que se están sintiendo en ese momento. De esta manera, el aroma queda asociado a unas sensaciones en concreto. La conexión es mayor cuanto más fuerte es la emoción o cuantas más veces se repite la asociación entre ambas. Así, el cerebro es capaz de anticipar estados y actuar en consecuencia. Por ejemplo, si siente un aroma que está asociado al bienestar, le envía señales al cuerpo relacionadas con esta sensación, haciendo que los músculos se relajen y que la respiración se calme, porque percibe que todo está bien. Si el aroma estuviera relacionado con una emoción desagradable, el cuerpo se activaría para huir o atacar en caso de que fuera necesario. Así es como los aromas son capaces de provocar reacciones en nuestro comportamiento. Reacciones que, aunque queramos, no podemos controlar: se trata de un mecanismo automático que nos ha servido a lo largo de millones de años para sobrevivir y socializarnos. Relación entre memoria olfativa, marketing y ventas Tras ver que el gran poder que tiene el olfato para desencadenar emociones, ¿por qué no aprovechar esta valiosa información a través del marketing olfativo? Las ventajas de asociar tu marca con un aroma agradable y único son múltiples. Te contamos las principales a continuación: Un aroma atractivo favorece que los clientes entren al establecimiento y permanezcan allí más tiempo. Eso da como resultado más ventas. Si la experiencia en la tienda ha sido agradable, asociarán el aroma del establecimiento a sensaciones positivas. Así, es posible mejorar la percepción de la marca y reactivar esas emociones cuando vuelvan. Un aroma adecuado es capaz de estimular la decisión de compra, porque puede despertar deseos e intensificarlos. Con el marketing olfativo se actúa especialmente en las emociones que desencadenan procesos de compra. Tener un aroma único, que se asocie de forma exclusiva al establecimiento, mejora la fidelización de los clientes. Éstos reconocerán el aroma y lo identificarán rápidamente con la marca. Permanecer en su recuerdo es clave para que vuelvan a comprar. Pero no sirve cualquier aroma. Debe tratarse de una fragancia única, que se relacione de forma exclusiva con la marca. Y por supuesto, para que sea efectiva, tiene que ser coherente con su personalidad y la de sus clientes, generando las emociones que interese despertar. Existen aromas con carácter alegre, otros que evocan mayor serenidad, otros más elegantes y sofisticados… Cada marca es única, así como el aroma que la representa. Los profesionales del marketing olfativo son especialistas capaces de desarrollar una fragancia que comunique exactamente lo que la marca desea. El olfato y su relación con la memoria Los olores pueden servirnos de referencia para saber en qué lugar nos encontramos, por ejemplo, si estamos cerca de la playa. También nos indican qué comida se está haciendo cerca, si un lugar se ha limpiado recientemente o si alguien querido ha venido a visitarnos, incluso antes de verlo o escuchar su voz. Esto se debe a que los olores están estrechamente vinculados a la memoria. Cuando un niño nace comienza a recibir estímulos del exterior por medio del oído y del olfato, principalmente. Por eso, el olor de su madre le resulta tranquilizador. Al pasar el tiempo, el resto de los sentidos también se irán desarrollando. Sin embargo, según diversos estudios, un adulto tal solo recordará un 1% de lo que toca, un 2% de lo que oye, un 5% de lo que ve y un 35% de lo que huele. Además, el olor permanece almacenado en la memoria hasta siete veces más tiempo que otro recuerdo. ¿Por qué se recuerdan especialmente las cosas que olemos? El conjunto de órganos implicados en la recepción e interpretación de los olores forma parte del sistema límbico. Este también es el encargado de crear respuestas a los estímulos, convirtiéndolos en emociones. Estas sensaciones se quedan mejor grabadas que los simples datos, ya que las emociones tienen mejor aceptación y son más fáciles de memorizar para nuestro cerebro, por todo lo que implican. Algunos de los órganos que intervienen en este proceso son la amígdala cerebral, que procesa las emociones y el hipocampo, que crea recuerdos y los archiva a corto o largo plazo. Los dos están unidos al bulbo olfativo, lugar al que llegan los olores que provienen del exterior. Esta es la razón por la que uno no se olvida del olor que tiene nuestro bebé nada más nacer o la marca de la colonia con la que nos atiborraba nuestra madre para ir todas las mañanas al colegio. Ese olor nos persigue por el resto de nuestras vidas y cuando lo percibimos, nos vienen un montón de recuerdos, como la habitación en la que nos peinaba y cómo abrochaba los botones de nuestra camisa justo antes de salir de casa, mientras murmuraba que nos portásemos bien, por ejemplo.
Un nuevo estudio liderado por UCLA Health ha revelado los complejos mecanismos biológicos subyacentes al autismo, mostrando por primera vez una conexión directa entre el riesgo genético del trastorno y la en diferentes capas del cerebro. Esta iniciativa, presidida por el neurogenetista de UCLA Dr. Daniel Geschwind, busca crear mapas de regulación genética en diversas regiones del cerebro y en diferentes etapas del desarrollo cerebral. El estudio de Geschwind sobre el autismo, uno de los nueve publicados en la edición del 24 de mayo de Science, se basa en décadas de investigación sobre los genes que aumentan la susceptibilidad al trastorno del espectro autista. Sin embargo, hasta ahora, no se comprendía bien qué impulsa los cambios moleculares y cómo se relacionan con la susceptibilidad genética a nivel celular y de circuitos. El perfil genético del autismo ha estado limitado en gran medida al uso de tejido cerebral post-mortem, que no puede proporcionar información detallada sobre las diferencias en las capas del cerebro y las vías específicas de tipos celulares asociadas con el trastorno. Para abordar esto, Geschwind utilizó técnicas avanzadas de ensayos de células individuales, permitiendo identificar la información genética en los núcleos de células individuales y navegar por la compleja red de diferentes tipos de células del cerebro. Se aislaron más de 800,000 núcleos de tejido cerebral post-mortem de 66 individuos de entre 2 y 60 años, incluidos 33 con autismo y 30 neurotípicos como controles. Entre los participantes con autismo se encontraban cinco con síndrome de duplicación 15q, una forma genética definida del trastorno. Cada muestra fue emparejada por edad, sexo y causa de muerte. Gracias a esta técnica, el equipo de Geschwind pudo identificar los principales tipos de células corticales afectadas por el autismo, incluidas las neuronas y las células gliales. Los cambios más profundos se encontraron en las neuronas que conectan los hemisferios y proporcionan conectividad de largo alcance, y en un grupo de interneuronas somatostatinas, cruciales para la maduración y refinamiento de los circuitos cerebrales. El estudio también identificó redes específicas de factores de transcripción que impulsan estos cambios observados. Estos impulsores estaban enriquecidos en genes de riesgo de autismo de alta confianza y afectaban grandes cambios en la expresión genética en subtipos celulares específicos. Este es el primer estudio que conecta directamente los cambios cerebrales observados en el autismo con sus causas genéticas subyacentes.
Los besos son una demostración de cariño y pasión tan central en nuestro mundo que nos cuesta un poco imaginar que haya gente no se bese. Sin embargo, el beso al menos en su expresión “ sexual romántica ”, definida como “un contacto labio a labio que puede ser prolongado o no” solo está presente en el 46% de las culturas del mundo. El caso es que los besos están asociados a momentos felices y generan placer y bienestar. Hay destacar que besarse también proporciona muchos beneficios adicionales, algunos de ellos sorprendentes. 1. Ayuda a encontrar la pareja adecuada Diversas investigaciones han hallado que, en nuestras sociedades, los besos cumplen una función importante al momento de valorar si otra persona cumple las condiciones para ser la pareja adecuada. Más aún, el primer beso puede ser fundamental para la continuidad (o no) del vínculo. Y no solo al principio: besarse favorece el apego y por lo tanto fortalece la relación entre los miembros de una pareja. De hecho, las parejas que se besan más están más satisfechas con la relación, según unas encuestas a más de 900 personas de entre 18 y 63 años en el Reino Unido. También existen indicios de que las feromonas podrían desempeñar un rol fundamental en los besos. Percibirlas podría causar en las mujeres efectos positivos sobre su estado de ánimo y sobre su respuesta sexual, y eventualmente también en la selección de pareja. 2. Mejora el estado de ánimo Los besos son una especie de “droga natural”, porque generan que el cuerpo segregue una serie de sustancias que proporcionan placer. Se liberan neurotransmisores como endorfinas y oxitocina, la llamada “ hormona del amor ”. Eso explica al menos en parte el mayor apego en la pareja de los cuales los besos son a la vez causa y efecto. Además, los besos activan el sistema de recompensas del cerebro e inducen la producción de dopamina. Según un estudio realizado con resonancia magnética, el efecto de la “hormona del placer” durante un beso apasionado puede ser tan intenso que resulte similar al que generan sustancias como la cocaína o la heroína. 3. Reduce el estrés De la mano de los efectos citados en el punto anterior, aparece otro que también resulta clave: la reducción del cortisol, la “ hormona del estrés ”. Todo esto explica que, además del placer físico, los besos produzcan ese bienestar emocional que se parece tanto a olvidarse de todos los problemas, al menos por unos minutos. 4. Incrementa el deseo sexual Los besos suelen ser el primer paso en las relaciones sexuales, por el placer, el bienestar y el apego que generan en la pareja a partir de los efectos químicos ya mencionados. Y otros que se producen a la par, como la producción de serotonina, testosterona y vasopresina. 5. Fortalece el sistema inmune Los efectos positivos señalados pueden resultar evidentes y casi lógicos. Pero los besos también redundan en beneficios para la salud a menudo desconocidos e inesperados. Por ejemplo, el hecho de que el sistema inmune se beneficia del intercambio de saliva que se produce durante un beso. 6. Favorece la salud bucodental Por otro lado, más allá de la composición del microbioma bucal, los besos también estimulan la producción de saliva. Y una mayor cantidad de saliva ayuda a combatir la placa bacteriana, que es la principal causa de caries y otros problemas para la salud de los dientes y el resto de la cavidad oral. 7. Contribuye con la salud del cutis Besar ocasiona que el flujo de sangre en la zona de la cara se incremente. Y esto induce una suba en la producción de colágeno y elastina. Como estas proteínas son dos de los principales nutrientes para la piel, pues son responsables de su firmeza y elasticidad, respectivamente, se puede afirmar que los besos también revitalizan el cutis e incluso retrasan la aparición de arrugas. 8. Hace trabajar los músculos de la cara y quema calorías Ese mayor flujo de sangre se debe a que, para los músculos de la cara, dar un beso representa actividad física. Durante un beso apasionado, trabajan entre 23 y 34 músculos faciales, que pueden adoptar hasta 112 posturas y consumir hasta 26 calorías por minuto. No es que uno vaya a bajar de peso gracias a ese ejercicio, pero es sabido que cualquier actividad física es mejor que no hacer nada. Estos datos surgen también del ya citado artículo del ‘The American Journal of Medicine’. 9. Disminuye el colesterol Uno de los efectos más curiosos de besarse más radica en su efecto sobre el colesterol sérico: lo reduce, a causa de los cambios producidos a nivel hormonal y en los lípidos transportados por la sangre. Esa fue una de las conclusiones de un estudio que también corroboró que la mayor frecuencia en los besos se corresponde con parejas menos estresadas y más satisfechas con la relación. 10. Aumenta la calidad de vida Otros estudios señalan que los besos alivian los efectos de ciertas alergias. Y hasta existe un trabajo que data de la década de 1980, en Alemania, que afirmaba que los hombres y las mujeres que besaban a sus parejas por la mañana al partir rumbo a su trabajo vivían una media de cinco años más que aquellos que no daban ese beso matinal. Y no solo eso: según ese texto, las personas del primer grupo también sufrían menos enfermedades y accidentes automovilísticos e incluso ganaban entre un 20% y un 35% más dinero que los del segundo grupo. En definitiva, los efectos de besar son tantos y tan positivos que no hay razón para no hacerlo siempre que sea posible.
La grafología es una técnica que estudia las características psicológicas de las personas a través de su escritura. Se sugiere, para este estudio, prestar cuidadosa atención en las letras “I”, “O” y “T”. Algunos consideran que el estudio de la grafología puede incluso determinar el estado de salud de una persona. Por ejemplo, una letra con presión variada puede indicar presión arterial alta, mientras que letras erráticamente inclinadas podrían ser un síntoma de esquizofrenia. Según diversos estudios, si tienes un tamaño de letra grande es probable que seas una persona sociable, valiente y muy segura de ti misma. Por otro lado, si tu letra es mediana, significa que te adaptas fácilmente a las circunstancias y eres abierto al cambio. Por ultimo, si escribes con una letra de tamaño pequeño, tiendes a ser tímido, meticuloso e introvertido. Si el espacio que incluyes entre las letras es amplio, significa que aprecias tu libertad y que no te gusta sentirte abrumado o rodeado por mucha gente. Si es angosto, no te agrada estar solo y prefieres vivir en compañía. Las curvas de las letras también son importantes para determinar tu personalidad: Curva estrecha de la “L”: Podrías estar restringiéndote, lo que podría derivar en sentimientos de tensión. Curva amplia de la “L”: Eres relajado y espontáneo, se te facilita expresar tus emociones. Curva estrecha de la “E”: Sueles ser escéptico, no sueles dejarte llevar por las emociones de los demás. Curva amplia de la “E”: Eres de mente abierta y disfrutas de vivir nuevas experiencias. Según la inclinación de las letras Sin inclinación: No dejas que tus emociones te dominen. Sueles ser lógico y práctico. Inclinación a la derecha: Estás abierto a vivir nuevas experiencias y disfrutas el hecho conocer gente nueva. Inclinación a la izquierda: Tiendes a ser cerrado y en ocasiones muy rebelde. Según la forma de las letras Letras redondas: Significa que eres una persona creativa, imaginativa y artística. Letras puntiagudas: Eres más agresivo, intenso, muy inteligente y curioso. Letras conectadas entre sí: Te guías por la lógica, eres sistemático y tomas decisiones con mucho cuidado. La letra “I” Los puntos sobre las íes dicen más de lo que piensas. Si pones el punto muy alto, significa que tiene una gran imaginación. Si incluyes rayas sobre la letra, tienes poca paciencia, eres demasiado duro contigo mismo y te cuesta aprender de los errores. Por otro lado, si realizas círculos abiertos sobre la letra es probable que seas una persona visionaria; y encima de la letra, significa que eres detallista, organizada y empática. La cruz de la “T” Muy arriba: Eres ambicioso, optimista y tienes autoestima alta. En el medio: Eres seguro y te sientes bien contigo mismo. Cruz larga: Eres determinado y entusiasta, pero tiendes a ser terco. Cruz corta: Tiendes a ser perezoso y a mostrar falta de determinación. Letra “O” Abierta: Eres comunicativo, sociable y no te cuesta expresar tus sentimientos; te cuesta mantener secretos. Cerrada: Eres celoso de tu privacidad, introvertido y compartes poco sobre tu vida personal. Todas estas características se refieren a la forma que le das a las diferentes letras, su inclinación o el espacio que hay entre ellas, pero existen otros factores significantes a la hora de estudiar los rasgos de la personalidad, y son por ejemplo la presión que ejerces al escribir. Si presionas mucho el lápiz, significa que eres una persona comprometida y que se toma las cosas muy en serio. Por el contrario, si escribes suavemente, quiere decir que eres una persona sensible.