Un nuevo estudio basado en datos de la NASA reveló que Ceres, ubicado entre Marte y Júpiter, podría haber tenido un océano bajo su superficie helada. El hallazgo lo convierte en un firme candidato en la búsqueda de vida fuera de la Tierra. Ceres: un nuevo candidato en la búsqueda de vida extraterrestre Entre miles de rocas y escombros espaciales que flotan en el cinturón de asteroides, hay un cuerpo celeste que empieza a despertar el interés de la comunidad científica: Ceres. Este planeta enano, de aspecto inofensivo y discreta presencia entre Marte y Júpiter, acaba de posicionarse como uno de los lugares más prometedores en la búsqueda de vida más allá de la Tierra. Estudio revela posible evidencia de antiguo océano subterráneo en Ceres Según un nuevo estudio internacional basado en los datos recopilados por la misión Dawn de la NASA, Ceres podría haber tenido un antiguo océano subterráneo oculto bajo su superficie congelada. La misión, que llegó al planeta enano en 2015, ya había detectado que no se trataba simplemente de un gran asteroide, sino de un mundo geológicamente complejo. Ahora, las nuevas investigaciones dan un paso más: la existencia de una capa interna de “hielo sucio”, compuesta por agua congelada, sales y minerales, sugiere que pudo haber mantenido calor durante mucho más tiempo del que se pensaba, permitiendo la presencia de agua líquida. Aseguran que hay un mundo oculto entre Marte y Júpiter que podría guardar pistas sobre la existencia de vida extraterrestre Ceres: un planeta enano con potencial para albergar vida Aunque los científicos no pueden confirmar que el océano aún exista, sí creen que podrían quedar restos atrapados en forma de bolsas de agua bajo el hielo. Estas reservas serían una especie de fósiles geológicos, pistas del pasado acuático del planeta enano y, potencialmente, del desarrollo de condiciones favorables para la vida. Con este avance, Ceres se suma al grupo de mundos con interés astrobiológico, como las lunas Europa (de Júpiter) y Encelado (de Saturno). Pero a diferencia de ellas, Ceres tiene una ventaja importante: está más cerca de la Tierra y no sufre los efectos de intensas radiaciones planetarias, lo que lo convierte en un objetivo ideal para futuras misiones. Si se confirma la presencia de agua o incluso de rastros de vida microscópica, Ceres podría reescribir lo que se sabe sobre la formación del sistema solar y abrir nuevas puertas a la posibilidad de vida fuera de nuestro planeta.
Albert Einstein, uno de los más grandes científicos de la historia, y la mente más brillante desde Isaac Newton, no creía en Dios. Pensaba que a la luz de la historia podía considerarse a la religión y la ciencia como antagonistas irreconciliables. Todo aquel que crea firmemente en la causalidad, apuntaba, no puede aceptar la idea de un Ser que interfiere con la secuencia de los acontecimientos en el mundo. ¿Lo convertía esto en ateo? La respuesta a esta pregunta es más complicada. Einstein aseguraba, no soy ateo y vivía la religiosidad desde un plano más filosófico, lo que él llamaba el sentido religioso cósmico, un concepto difícil de aclarar ya que no implica una idea antropomórfica de Dios. Albert Einstein nació en la ciudad alemana de Ulm el 14 de marzo de 1879. A pesar de crecer en una familia judía poco religiosa, Einstein fue un niño profundamente religioso hasta que a los 12 años llegué a la convicción de que gran parte de las historias de la Biblia no podían ser ciertas, como él mismo explicó en Apuntes para una autobiografía (1949). Instalado en Suiza después de renunciar a la ciudadanía alemana en 1896 leyó Antígona de Sófocles, Don Quijote de la Mancha de Cervantes y el Tratado de la naturaleza humana de Hume. Pero fue sobre todo la obra del filósofo judío Baruch Spinoza (1632-1677) la que mayor influencia ejerció en él. Spinoza, de espíritu libre, se apartó muy pronto del judaísmo y de toda religión, siendo expulsado en 1656 de la comunidad judía de Ámsterdam. Para Spinoza Dios no estaba fuera del Universo y se manifestaría en la naturaleza y en las leyes del Universo, pero sin una voluntad o un plan preestablecidos para su creación. El Dios de Spinoza no es el Creador, sino que es la naturaleza misma: Deus sive natura. Un año antes de morir, Albert Einstein escribió una de sus más famosas cartas, La carta sobre Dios, en la que expresa sus ideas sobre la religión, sobre su identidad judía y sobre su propia búsqueda del sentido de la vida. ¿Qué pensaba Einstein sobre Dios? En la epístola, Einstein, quien en su 75 cumpleaños se declaró unno creyente profundamente religioso, escribió: La palabra Dios es para mí nada más que la expresión y el producto de las debilidades humanas y la Biblia es una colección de leyendas venerables pero más bien primitivas. Y añadía: Para mí, la religión judía no adulterada es, como todas las otras religiones, una encarnación de la superstición primitiva. Y la gente judía a la que con mucho gusto pertenezco, y en cuya mentalidad me siento profundamente arraigado, no tiene para mí un tipo de dignidad diferente a la que tiene el resto de la gente. La epístola, escrita en alemán, fue enviada al filósofo Eric Gutkind (1877-1965), un judío alemán nacido en Berlín, quien escapó en 1933 a Estados Unidos (el año en que Hindenburg nombró canciller a Hitler) junto con su esposa Lucie Gutkind, permaneciendo en Nueva York hasta su muerte en 1965. En ella, Einsteinque fue subastada en diiembre de 2018 alcanzando un precio de 2.892.500 dólares (más de 2,5 millones de euros), todo un récord para una carta de Einstein . La correspondencia de Einstein fue dirigida a Eric Gutkind tras haber leído el libro de este, Choose Life: The Biblical Call to Revolt, por recomendación de L.E.J. Brouwer (1881-1966), un matemático y filósofo holandés. Einstein fue inequívoco en su crítica al libro de Gutkind, que presentaba la Biblia como una llamada a las armas y al judaísmo e Israel como incorruptibles. Albert Einstein murió un año y poco más de tres meses después de haber escrito esta carta, por lo que representa su pensamiento definitivo.
El Sol está experimentando un aumento significativo en su actividad, un fenómeno cíclico que podría desencadenar nuevas tormentas solares con dirección a la Tierra en los próximos días. Recientemente, el 14 de mayo, el Observatorio de Dinámica Solar de la NASA detectó una llamarada solar de clase X2.7, la más potente del año hasta la fecha. Esta erupción generó una masiva eyección de masa coronal (CME) que se extendió por más de 967.000 kilómetros, una distancia equivalente a más de 75 veces el diámetro de nuestro planeta. La agencia espacial estadounidense ha advertido sobre la aparición de más manchas solares, indicando una alta probabilidad de futuras tormentas geomagnéticas. Este incremento en la actividad se debe a que el Sol atraviesa el máximo de su ciclo de 11 años, un período donde sus polos magnéticos se invierten, pasando de una baja intensidad a una fase con tormentas frecuentes e intensas. Esta dinámica aumenta la frecuencia de las erupciones solares y orienta las regiones más activas de la estrella hacia la Tierra. ¿Cómo se generan las tormentas solares? Las tormentas solares son fenómenos complejos que se originan en la atmósfera exterior del Sol, conocida como la corona. El astrónomo César Fuentes, investigador Asociado del Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA) y académico de la Universidad de Chile, explica que «lo que ocurre en estos casos es que cuando hay actividad en la corona solar, ésta puede llevar asociada eyecciones de partículas cargadas y masivas, las que pueden provocar problemas para la salud de los astronautas y las comunicaciones». Estas eyecciones de masa coronal (CME) se producen cuando el intenso campo magnético del Sol fuerza a las partículas cargadas a ser expulsadas desde una mancha solar y luego reingresar por otra de polaridad opuesta. «Cuando estas estructuras se recombinan, se produce una liberación violenta de energía que expulsa esas partículas hacia el espacio. Si eso ocurre en dirección a la Tierra, es cuando se genera una tormenta solar que puede llegar a interactuar con nuestro campo magnético», detalla Fuentes. Un dato crucial es el tiempo de advertencia : «Podemos saberlo tan solo ocho minutos después de que ocurre [la erupción en el Sol], pero el flujo de partículas toma entre uno y dos días en alcanzar nuestro planeta», menciona el astrónomo. Impacto potencial en la tecnología A nivel global, la NASA ha señalado que estas tormentas solares pueden afectar las comunicaciones, redes eléctricas, señales de televisión y de navegación, e incluso poner en riesgo naves espaciales y la infraestructura orbital. «Las principales afectadas son las estructuras electrónicas que orbitan la Tierra, como los satélites. Estos pueden presentar desconexiones momentáneas, especialmente si se encuentran fuera de la protección de la magnetósfera», explica Fuentes. Además, se pueden generar errores significativos en la navegación por GPS. «Se pueden presentar fallos de posicionamiento de hasta decenas de metros debido a la perturbación de la señal en la ionósfera», aclara el astrónomo de la U. de Chile. Incluso la aviación comercial podría verse obligada a desviar rutas para evitar interferencias. Sin embargo, el experto es enfático al limitar el alcance de estos eventos para la vida cotidiana en la Tierra y, particularmente, en Chile. «El efecto es principalmente en las infraestructuras que orbitan a nuestro planeta, y a las redes eléctricas cercanas a los polos, donde las partículas cargadas pueden generar problemas». Respecto a Chile, el científico es claro: «No debería afectar absolutamente nada con respecto al clima, otros servicios o al medio ambiente. Es muy poco probable que tenga un impacto mayor en nuestra región».
Un equipo de investigación de la Universidad de Harvard propone una corriente de hipótesis distinta para explicar los fenómenos que son anómalos: si existen extraterrestres o civilizaciones avanzadas, ya viven en la Tierra y están ocultos entre los humanos. Esta teoría surge en respuesta a las explicaciones convencionales y a las de alienígenas que provienen de otras galaxias. El trabajo, realizado por los investigadores de Harvard Tim Lomas, Brendan Case y Michael Masters, se publicó bajo el título (“La hipótesis criptoterrestre: un caso a favor de la apertura científica a una explicación terrenal oculta para un fenómeno anómalo no identificado”). El informe se centra en que, en los últimos años, la atención pública se fijó en los fenómenos anómalos no identificados (UAP, por sus siglas en inglés). En ese contexto, surgieron ramas tradicionales de hipótesis para explicarlos: una “explicación terrestre convencional (por ejemplo, tecnología creada por el hombre), o una explicación extraterrestre (es decir, civilizaciones avanzadas de otras partes del cosmos)”, sugirieron en el documento. Sin embargo, los especialistas indicaron que hay una tercera hipótesis : una “explicación terrestre no convencional, fuera de la visión consensuada predominante del universo”. Esta línea de pensamiento ultraterrestre incluye a la “criptoterrestre”, es decir, “la noción de que los fenómenos anómalos no identificados pueden reflejar actividades de seres inteligentes ocultos sigilosamente aquí en la Tierra (por ejemplo, bajo tierra) y/o sus alrededores cercanos (por ejemplo, La Luna), y/o incluso caminar entre nosotros (por ejemplo, hacerse pasar por humanos)”, señalaron. “Sostenemos que esta posibilidad no debe descartarse y, en cambio, merece una consideración genuina con un espíritu de humildad y apertura epistémica”, remarcaron los investigadores en su trabajo. La hipótesis criptoterrestre (CTH, por sus siglas en inglés) sugiere que el individuo que genera los fenómenos anómalos no identificados puede estar presente en el entorno de la Tierra. Esto quiere decir que ese sujeto no existe en otras dimensiones u otros tiempos, sino que está presente, aunque “oculto” de alguna manera. “Lo consideramos poco probable, pero lo más importante es que no lo consideramos imposible”, agregaron Los investigadores dicen que podrían existir cuatro tipos distintos de hipótesis criptoterrestres CTH1. Criptoterrestres humanos. “Una antigua civilización humana tecnológicamente avanzada que fue destruida en gran medida hace mucho tiempo (por ejemplo, por una inundación), pero que continuó existiendo en forma remanente”, señalaron. CTH2. Criptoterrestres homínidos. “Una civilización no humana tecnológicamente avanzada que consiste en algún animal terrestre que evolucionó para vivir en secreto (por ejemplo, bajo tierra), tal vez un homínido o, alternativamente, una especie mucho más lejana relacionada con nosotros (por ejemplo, descendientes de dinosaurios inteligentes desconocidos)”, remarcaron. CTH3. Antiguos criptoterrestres extraterrestres. Una especie que llegó a la tierra desde otras partes del cosmos o del ser humano futuro y se ocultó sigilosamente. CTH4. Criptoterrestres Mágicos. “Entidades que se parecen menos a extraterrestres locales y más a descendientes intertemporales que llegaron a la Tierra desde otras partes del cosmos o del futuro humano, respectivamente, y se ocultaron sigilosamente”, argumentaron. Los investigadores concluyeron que el artículo es una defensa necesaria para que se tome en serio a las hipótesis criptoterrestres como una posible explicación para la los fenómenos anómalos no identificados, al tiempo que reconocieron que probablemente ocupa un lugar menos importante que otras teorías, “a pesar de que tales cálculos son difíciles de cuantificar”.
Un estudio publicado en The Journal of Physical Chemistry Letters reveló que los seres vivos emiten una luz ultradébil -llamada emisión ultradébil de fotones (UPE)- que desaparece al morir. Investigadores canadienses documentaron este fenómeno en ratones y plantas, proporcionando la primera evidencia directa de que la actividad biológica produce un resplandor medible. La ciencia detrás del brillo vital El equipo liderado por el físico Vahid Salari utilizó cámaras especializadas para capturar fotones individuales en organismos vivos y muertos. Los ratones mostraron una caída significativa en la emisión lumínica tras su muerte, mientras que las plantas dañadas brillaron más que las sanas. Los científicos atribuyeron este efecto a las especies reactivas de oxígeno, moléculas que generan luz durante procesos metabólicos estresantes. Aunque la luz es demasiado tenue para ser percibida a simple vista, el descubrimiento podría revolucionar el diagnóstico médico. Este resplandor biofísico podría convertirse en un indicador no invasivo de salud celular, explicó Salari, según reportó Science Alert . El estudio refuerza teorías previas sobre comunicación intercelular mediante luz y abre nuevas vías para monitorear estrés fisiológico en tejidos vivos.
Un nuevo estudio basado en datos de la NASA reveló que Ceres, ubicado entre Marte y Júpiter, podría haber tenido un océano bajo su superficie helada. El hallazgo lo convierte en un firme candidato en la búsqueda de vida fuera de la Tierra. Ceres: un nuevo candidato en la búsqueda de vida extraterrestre Entre miles de rocas y escombros espaciales que flotan en el cinturón de asteroides, hay un cuerpo celeste que empieza a despertar el interés de la comunidad científica: Ceres. Este planeta enano, de aspecto inofensivo y discreta presencia entre Marte y Júpiter, acaba de posicionarse como uno de los lugares más prometedores en la búsqueda de vida más allá de la Tierra. Estudio revela posible evidencia de antiguo océano subterráneo en Ceres Según un nuevo estudio internacional basado en los datos recopilados por la misión Dawn de la NASA, Ceres podría haber tenido un antiguo océano subterráneo oculto bajo su superficie congelada. La misión, que llegó al planeta enano en 2015, ya había detectado que no se trataba simplemente de un gran asteroide, sino de un mundo geológicamente complejo. Ahora, las nuevas investigaciones dan un paso más: la existencia de una capa interna de “hielo sucio”, compuesta por agua congelada, sales y minerales, sugiere que pudo haber mantenido calor durante mucho más tiempo del que se pensaba, permitiendo la presencia de agua líquida. Aseguran que hay un mundo oculto entre Marte y Júpiter que podría guardar pistas sobre la existencia de vida extraterrestre Ceres: un planeta enano con potencial para albergar vida Aunque los científicos no pueden confirmar que el océano aún exista, sí creen que podrían quedar restos atrapados en forma de bolsas de agua bajo el hielo. Estas reservas serían una especie de fósiles geológicos, pistas del pasado acuático del planeta enano y, potencialmente, del desarrollo de condiciones favorables para la vida. Con este avance, Ceres se suma al grupo de mundos con interés astrobiológico, como las lunas Europa (de Júpiter) y Encelado (de Saturno). Pero a diferencia de ellas, Ceres tiene una ventaja importante: está más cerca de la Tierra y no sufre los efectos de intensas radiaciones planetarias, lo que lo convierte en un objetivo ideal para futuras misiones. Si se confirma la presencia de agua o incluso de rastros de vida microscópica, Ceres podría reescribir lo que se sabe sobre la formación del sistema solar y abrir nuevas puertas a la posibilidad de vida fuera de nuestro planeta.
Albert Einstein, uno de los más grandes científicos de la historia, y la mente más brillante desde Isaac Newton, no creía en Dios. Pensaba que a la luz de la historia podía considerarse a la religión y la ciencia como antagonistas irreconciliables. Todo aquel que crea firmemente en la causalidad, apuntaba, no puede aceptar la idea de un Ser que interfiere con la secuencia de los acontecimientos en el mundo. ¿Lo convertía esto en ateo? La respuesta a esta pregunta es más complicada. Einstein aseguraba, no soy ateo y vivía la religiosidad desde un plano más filosófico, lo que él llamaba el sentido religioso cósmico, un concepto difícil de aclarar ya que no implica una idea antropomórfica de Dios. Albert Einstein nació en la ciudad alemana de Ulm el 14 de marzo de 1879. A pesar de crecer en una familia judía poco religiosa, Einstein fue un niño profundamente religioso hasta que a los 12 años llegué a la convicción de que gran parte de las historias de la Biblia no podían ser ciertas, como él mismo explicó en Apuntes para una autobiografía (1949). Instalado en Suiza después de renunciar a la ciudadanía alemana en 1896 leyó Antígona de Sófocles, Don Quijote de la Mancha de Cervantes y el Tratado de la naturaleza humana de Hume. Pero fue sobre todo la obra del filósofo judío Baruch Spinoza (1632-1677) la que mayor influencia ejerció en él. Spinoza, de espíritu libre, se apartó muy pronto del judaísmo y de toda religión, siendo expulsado en 1656 de la comunidad judía de Ámsterdam. Para Spinoza Dios no estaba fuera del Universo y se manifestaría en la naturaleza y en las leyes del Universo, pero sin una voluntad o un plan preestablecidos para su creación. El Dios de Spinoza no es el Creador, sino que es la naturaleza misma: Deus sive natura. Un año antes de morir, Albert Einstein escribió una de sus más famosas cartas, La carta sobre Dios, en la que expresa sus ideas sobre la religión, sobre su identidad judía y sobre su propia búsqueda del sentido de la vida. ¿Qué pensaba Einstein sobre Dios? En la epístola, Einstein, quien en su 75 cumpleaños se declaró unno creyente profundamente religioso, escribió: La palabra Dios es para mí nada más que la expresión y el producto de las debilidades humanas y la Biblia es una colección de leyendas venerables pero más bien primitivas. Y añadía: Para mí, la religión judía no adulterada es, como todas las otras religiones, una encarnación de la superstición primitiva. Y la gente judía a la que con mucho gusto pertenezco, y en cuya mentalidad me siento profundamente arraigado, no tiene para mí un tipo de dignidad diferente a la que tiene el resto de la gente. La epístola, escrita en alemán, fue enviada al filósofo Eric Gutkind (1877-1965), un judío alemán nacido en Berlín, quien escapó en 1933 a Estados Unidos (el año en que Hindenburg nombró canciller a Hitler) junto con su esposa Lucie Gutkind, permaneciendo en Nueva York hasta su muerte en 1965. En ella, Einsteinque fue subastada en diiembre de 2018 alcanzando un precio de 2.892.500 dólares (más de 2,5 millones de euros), todo un récord para una carta de Einstein . La correspondencia de Einstein fue dirigida a Eric Gutkind tras haber leído el libro de este, Choose Life: The Biblical Call to Revolt, por recomendación de L.E.J. Brouwer (1881-1966), un matemático y filósofo holandés. Einstein fue inequívoco en su crítica al libro de Gutkind, que presentaba la Biblia como una llamada a las armas y al judaísmo e Israel como incorruptibles. Albert Einstein murió un año y poco más de tres meses después de haber escrito esta carta, por lo que representa su pensamiento definitivo.
El Sol está experimentando un aumento significativo en su actividad, un fenómeno cíclico que podría desencadenar nuevas tormentas solares con dirección a la Tierra en los próximos días. Recientemente, el 14 de mayo, el Observatorio de Dinámica Solar de la NASA detectó una llamarada solar de clase X2.7, la más potente del año hasta la fecha. Esta erupción generó una masiva eyección de masa coronal (CME) que se extendió por más de 967.000 kilómetros, una distancia equivalente a más de 75 veces el diámetro de nuestro planeta. La agencia espacial estadounidense ha advertido sobre la aparición de más manchas solares, indicando una alta probabilidad de futuras tormentas geomagnéticas. Este incremento en la actividad se debe a que el Sol atraviesa el máximo de su ciclo de 11 años, un período donde sus polos magnéticos se invierten, pasando de una baja intensidad a una fase con tormentas frecuentes e intensas. Esta dinámica aumenta la frecuencia de las erupciones solares y orienta las regiones más activas de la estrella hacia la Tierra. ¿Cómo se generan las tormentas solares? Las tormentas solares son fenómenos complejos que se originan en la atmósfera exterior del Sol, conocida como la corona. El astrónomo César Fuentes, investigador Asociado del Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA) y académico de la Universidad de Chile, explica que «lo que ocurre en estos casos es que cuando hay actividad en la corona solar, ésta puede llevar asociada eyecciones de partículas cargadas y masivas, las que pueden provocar problemas para la salud de los astronautas y las comunicaciones». Estas eyecciones de masa coronal (CME) se producen cuando el intenso campo magnético del Sol fuerza a las partículas cargadas a ser expulsadas desde una mancha solar y luego reingresar por otra de polaridad opuesta. «Cuando estas estructuras se recombinan, se produce una liberación violenta de energía que expulsa esas partículas hacia el espacio. Si eso ocurre en dirección a la Tierra, es cuando se genera una tormenta solar que puede llegar a interactuar con nuestro campo magnético», detalla Fuentes. Un dato crucial es el tiempo de advertencia : «Podemos saberlo tan solo ocho minutos después de que ocurre [la erupción en el Sol], pero el flujo de partículas toma entre uno y dos días en alcanzar nuestro planeta», menciona el astrónomo. Impacto potencial en la tecnología A nivel global, la NASA ha señalado que estas tormentas solares pueden afectar las comunicaciones, redes eléctricas, señales de televisión y de navegación, e incluso poner en riesgo naves espaciales y la infraestructura orbital. «Las principales afectadas son las estructuras electrónicas que orbitan la Tierra, como los satélites. Estos pueden presentar desconexiones momentáneas, especialmente si se encuentran fuera de la protección de la magnetósfera», explica Fuentes. Además, se pueden generar errores significativos en la navegación por GPS. «Se pueden presentar fallos de posicionamiento de hasta decenas de metros debido a la perturbación de la señal en la ionósfera», aclara el astrónomo de la U. de Chile. Incluso la aviación comercial podría verse obligada a desviar rutas para evitar interferencias. Sin embargo, el experto es enfático al limitar el alcance de estos eventos para la vida cotidiana en la Tierra y, particularmente, en Chile. «El efecto es principalmente en las infraestructuras que orbitan a nuestro planeta, y a las redes eléctricas cercanas a los polos, donde las partículas cargadas pueden generar problemas». Respecto a Chile, el científico es claro: «No debería afectar absolutamente nada con respecto al clima, otros servicios o al medio ambiente. Es muy poco probable que tenga un impacto mayor en nuestra región».
Un equipo de investigación de la Universidad de Harvard propone una corriente de hipótesis distinta para explicar los fenómenos que son anómalos: si existen extraterrestres o civilizaciones avanzadas, ya viven en la Tierra y están ocultos entre los humanos. Esta teoría surge en respuesta a las explicaciones convencionales y a las de alienígenas que provienen de otras galaxias. El trabajo, realizado por los investigadores de Harvard Tim Lomas, Brendan Case y Michael Masters, se publicó bajo el título (“La hipótesis criptoterrestre: un caso a favor de la apertura científica a una explicación terrenal oculta para un fenómeno anómalo no identificado”). El informe se centra en que, en los últimos años, la atención pública se fijó en los fenómenos anómalos no identificados (UAP, por sus siglas en inglés). En ese contexto, surgieron ramas tradicionales de hipótesis para explicarlos: una “explicación terrestre convencional (por ejemplo, tecnología creada por el hombre), o una explicación extraterrestre (es decir, civilizaciones avanzadas de otras partes del cosmos)”, sugirieron en el documento. Sin embargo, los especialistas indicaron que hay una tercera hipótesis : una “explicación terrestre no convencional, fuera de la visión consensuada predominante del universo”. Esta línea de pensamiento ultraterrestre incluye a la “criptoterrestre”, es decir, “la noción de que los fenómenos anómalos no identificados pueden reflejar actividades de seres inteligentes ocultos sigilosamente aquí en la Tierra (por ejemplo, bajo tierra) y/o sus alrededores cercanos (por ejemplo, La Luna), y/o incluso caminar entre nosotros (por ejemplo, hacerse pasar por humanos)”, señalaron. “Sostenemos que esta posibilidad no debe descartarse y, en cambio, merece una consideración genuina con un espíritu de humildad y apertura epistémica”, remarcaron los investigadores en su trabajo. La hipótesis criptoterrestre (CTH, por sus siglas en inglés) sugiere que el individuo que genera los fenómenos anómalos no identificados puede estar presente en el entorno de la Tierra. Esto quiere decir que ese sujeto no existe en otras dimensiones u otros tiempos, sino que está presente, aunque “oculto” de alguna manera. “Lo consideramos poco probable, pero lo más importante es que no lo consideramos imposible”, agregaron Los investigadores dicen que podrían existir cuatro tipos distintos de hipótesis criptoterrestres CTH1. Criptoterrestres humanos. “Una antigua civilización humana tecnológicamente avanzada que fue destruida en gran medida hace mucho tiempo (por ejemplo, por una inundación), pero que continuó existiendo en forma remanente”, señalaron. CTH2. Criptoterrestres homínidos. “Una civilización no humana tecnológicamente avanzada que consiste en algún animal terrestre que evolucionó para vivir en secreto (por ejemplo, bajo tierra), tal vez un homínido o, alternativamente, una especie mucho más lejana relacionada con nosotros (por ejemplo, descendientes de dinosaurios inteligentes desconocidos)”, remarcaron. CTH3. Antiguos criptoterrestres extraterrestres. Una especie que llegó a la tierra desde otras partes del cosmos o del ser humano futuro y se ocultó sigilosamente. CTH4. Criptoterrestres Mágicos. “Entidades que se parecen menos a extraterrestres locales y más a descendientes intertemporales que llegaron a la Tierra desde otras partes del cosmos o del futuro humano, respectivamente, y se ocultaron sigilosamente”, argumentaron. Los investigadores concluyeron que el artículo es una defensa necesaria para que se tome en serio a las hipótesis criptoterrestres como una posible explicación para la los fenómenos anómalos no identificados, al tiempo que reconocieron que probablemente ocupa un lugar menos importante que otras teorías, “a pesar de que tales cálculos son difíciles de cuantificar”.
Un estudio publicado en The Journal of Physical Chemistry Letters reveló que los seres vivos emiten una luz ultradébil -llamada emisión ultradébil de fotones (UPE)- que desaparece al morir. Investigadores canadienses documentaron este fenómeno en ratones y plantas, proporcionando la primera evidencia directa de que la actividad biológica produce un resplandor medible. La ciencia detrás del brillo vital El equipo liderado por el físico Vahid Salari utilizó cámaras especializadas para capturar fotones individuales en organismos vivos y muertos. Los ratones mostraron una caída significativa en la emisión lumínica tras su muerte, mientras que las plantas dañadas brillaron más que las sanas. Los científicos atribuyeron este efecto a las especies reactivas de oxígeno, moléculas que generan luz durante procesos metabólicos estresantes. Aunque la luz es demasiado tenue para ser percibida a simple vista, el descubrimiento podría revolucionar el diagnóstico médico. Este resplandor biofísico podría convertirse en un indicador no invasivo de salud celular, explicó Salari, según reportó Science Alert . El estudio refuerza teorías previas sobre comunicación intercelular mediante luz y abre nuevas vías para monitorear estrés fisiológico en tejidos vivos.