Una investigación, liderada por el director del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile, Dr. Humberto González, reveló cómo el aumento de temperatura del Océano Austral en la Antártica dio origen a una gran proliferación de salpas y la disminución del krill, una especie clave en los ecosistemas del continente blanco.
Las salpas son invertebrados marinos, similares a las medusas, que pueden llegar a formar grandes agrupaciones llamadas “enjambres”. Gelatinosas, translúcidas y compuestas por más de un 95% de agua, es posible hallarlas en todos los océanos del mundo, sin embargo, las mayores concentraciones se encuentran en el Océano Austral. El krill, por su parte, es la principal fuente de alimentación de diversos animales del continente blanco. Ambas especies viven en la columna de agua y compiten por el alimento.
El estudio, realizado en Bahía Fildes y Bahía Sur, comenzó tras la segunda expedición antártica del Centro IDEAL que se desarrolló el año 2017, donde se registraron condiciones excepcionalmente calurosas: la temperatura del agua fue entre 1 a 2 grados promedio más alta de lo normal y la abundancia de salpas mayor que en años anteriores.
En el hemisferio sur, debido al aumento de temperatura, las salpas son cada vez más frecuentes en la Antártica. Esto genera una posible competencia con el krill antártico para captar alimento.
“El verano de 2017 fue muy cálido y se registró un crecimiento masivo de salpas y, de forma simultánea, poco krill. En cambio, el verano de 2018, que fue más frío, ocurrió el efecto contrario”, explica el Dr. González.
¿Y si no hubiera krill?
No todos los años se dan las condiciones ambientales favorables para que haya grandes poblaciones de krill. Cuando hay poco krill en verano, se asocia a la poca formación de hielo marino durante el invierno anterior.
Una disminución del krill podría significar grandes problemas en las tramas tróficas de la Antártica debido que el krill es el principal alimento de depredadores como pingüinos, ballenas, focas, aves marinas y peces.
“De continuar este ciclo de calentamiento global, lo más probable, es que lentamente hacia el futuro se vean favorecidas las salpas y perjudicado el krill”, asegura el Dr. González y concluye que “de ser así, las tramas tróficas de la Antártica podrían verse afectadas, debido que el krill es el eslabón clave dentro de los sistemas marinos antárticos”.