Se podría decir que el olfato de los perros es su arma más preciada. Por poner varios ejemplos, los canes pueden reconocer muestras de sangre de personas con cáncer con una precisión de casi el 97 %, según un estudio elaborado en 2021 por la Sociedad Estadounidense de Bioquímica y Biología Molecular. Los perros también son capaces de identificar muestras positivas de COVID-19 con un 96 % de precisión, según un estudio elaborado por la Universidad de Pensilvania y publicado en la revista PLOS ONE. No es casualidad, por tanto, que su olfato supere de 10.000 a 100.000 veces el de los humanos. Sin embargo, según un estudio publicado el 10 de febrero de 2022 en Animal Cognition, “el mejor amigo del hombre” podría reconocer a su dueño más por la voz que por su olor.
El experimento se realizó con 28 perros: 19 de raza pura y 9 mestizos y sus dueños. Tuvo lugar en una sala de laboratorio del Departamento de Etología de la Universidad Eötvös Loránd, en Budapest. La tarea de los animales era encontrar a sus dueños, basándose únicamente en su voz. La sala de laboratorio tenía dos puertas, dos pantallas opacas colocadas en dos esquinas de la sala y una pared de plástico colocada entre las pantallas. El propósito de la pared era asegurar que los perros tuvieran que tomar una decisión respecto a la ubicación de su dueño inmediatamente después de dejar el punto de partida.
El propietario del perro y el investigador se escondieron cada uno detrás de una pantalla. También se colocaron altavoces detrás de las pantallas. Un segundo investigador entraba a la sala con el perro. Ahora al perro le tocaba identificar a su dueño y acercarse a la pantalla correspondiente. Se reprodujo la voz del dueño desde su escondite y la voz de un extraño desde el otro. Ambas voces leían recetas en un tono neutro. El juego tenía varias rondas y la voz del dueño se emparejaba con 14 voces de extraños diferentes, algunas más similares a la voz del dueño y otras distintas. El punto de partida se situó a 3,64 m de las pantallas, dados los hallazgos previos que indican que los perros apenas son capaces de encontrar a sus propietarios ocultos basándose en las señales olfativas a 3 m. Tanto las pantallas como la pared eran de color azul. En todas las pruebas el sexo del dueño y del extraño que se ocultaba tras la pantalla era el mismo, es decir, si se trataba de una dueña, la extraña era una mujer y viceversa.
Además, para asegurarse aún más que los olores no tuvieran nada que ver con la identificación, en las dos últimas rondas de la prueba los investigadores reprodujeron la voz del dueño desde el escondite donde se encontraba el extraño. Los perros seguían buscando la voz de sus dueños, prueba de que no estaban empleando el olfato en esta labor.
El resultado de los experimentos fue que los perros encontraron a su dueño en el 82 % de los casos. Los investigadores también quisieron saber qué era lo que ayudaba a los perros a elegir las voces.
“En general, nuestros resultados demuestran que los perros pueden identificar a su dueño basándose en señales vocales de identidad. También revelamos parámetros acústicos perceptivamente importantes que los perros utilizan para discriminar la voz de su dueño de las voces desconocidas. Este es el primer estudio que revela marcadores de identidad vocal importantes desde el punto de vista perceptivo que se utilizan para discriminar entre las voces de individuos heteroespecíficos. Nuestros resultados indican que los perros utilizan algunas de las señales acústicas que los humanos utilizan para identificar a los hablantes conocidos, pero no todas. Aunque los perros pueden detectar cambios finos en el habla, es posible que su sistema perceptivo no esté totalmente sintonizado con las señales de diagnóstico de identidad de la voz humana”, afirman los investigadores en la publicación.