El próximo sábado 6 de abril a la medianoche, se deberán atrasar los relojes en 60 minutos para comenzar el horario de invierno, que se extenderá hasta el primer sábado de septiembre. Si bien la medida, adoptada por más de 70 países, busca reducir el consumo global de energía, lo cierto es que puede tener impactos en las personas y en los niños en particular.
Un dato para relevar en el Día Mundial del Sueño, que se celebra cada 15 de marzo, busca enseñar los beneficios de dormir bien y saludablemente, llamando la atención sobre la carga de los trastornos del sueño en los aspectos médicos, sociales y, sobre todo, educativos.
En ese sentido, Carolina Alcorce Silva, psicopedagoga de la red de colegios Cognita Chile, explica que: “No todos toleramos de igual manera las modificaciones en rutinas y horarios. Es por lo que debemos considerar que levantarse una hora después, implica el cambio de ciertos hábitos ya adquiridos, como, por ejemplo, cenar o acostarse más tarde. Asimismo, ciertos niños deben adaptarse al nuevo patrón de sueño, puesto que los cambios en el reloj biológico pueden alterar su metabolismo”. Y es que mientras menos luz solar se recibe durante el día, más melatonina -llamada la hormona del sueño- se segrega, lo cual produce somnolencia. Por el contrario, su descenso provoca insomnio.
Mal dormir y colegio
Respecto al rendimiento escolar, la especialista explica que no es el cambio de hora en sí lo que puede generar una baja en el aprendizaje, sino la falta o mala calidad de sueño, que incide en el nivel de atención y concentración en clases. “Por ello, para lograr una mejor adaptación es recomendable que unos días antes atrasemos el reloj progresivamente, para que los niños no sientan el cambio de manera tan brusca, logrando así una buena rutina de sueño que no impacte en el rendimiento escolar u otros aspectos de la vida cotidiana”, aconseja Carolina.
Por último, la profesional invita a cambiar la hora del reloj junto a los hijos, explicándoles los beneficios que esto conlleva y por qué es tan relevante tener una correcta higiene del sueño. “Por ejemplo, hablarle de lo importante que es el ahorro energético para el medio ambiente, al hacer coincidir las horas de luz con la hora de levantarnos, y que cada persona debe dormir una cantidad determinada de horas para que el cuerpo pueda funcionar correctamente”.
Asimismo, hay que considerar que el tiempo es un concepto abstracto para los más pequeños, por lo que “siempre es bueno concretizarlo mediante acciones u acontecimientos asociados a cada hora, como, por ejemplo, la hora de cenar, jugar, estudiar, etc.”, comenta Carolina Alcorce, psicopedagoga de la red Cognita Chile.
Recomendaciones de la OMS para que tu hijo duerma más y mejor: